La imagen nos lleva a un lugar de encuentro en la orilla del mar. Expresa la necesidad de asir un territorio, un lugar al cual pertenecer. Es la marea de la memoria, el recuerdo de los ancestros que dejaron su lugar de origen para continuar la vida; pero, también, es el recuerdo de seres que se desplazan entre la tierra y el mar, y que pueden vivir en ambos medios.
El cangrejo fija una experiencia cíclica, de vaivén, de movimiento y reposo, de resistencia y flujo, de nueva vida.
Carlos Runcie creó esta obra de arte especialmente para la colección Casa Sojo, encontrando en el pasaje piurano los mismos elementos de su obra artística.
El paisaje Sojo es también un lugar simbólico donde confluye dinámicamente la memoria ancestral y el renacer de la vida.